viernes, 22 de noviembre de 2013

A propósito de plantas medicinales: comentarios sobre las implicancias políticas de la producción de conocimiento


            
          Carlos Zúñiga Jara


(2002)


1.    Presentación

El problema que nos planteamos,  explora en los modos, las miradas y los enfoques  de la producción de conocimiento sobre elementos considerados “alternativos”[i]. Las preguntas generales que abordamos se refieren a ¿Cómo observar las prácticas que se desarrollan en los diferentes proyectos y programas vinculados a organizaciones de la sociedad civil  y transformarlas en conocimiento? y ¿cómo enfrentar esta búsqueda del conocimiento?

Este texto no tiene otra pretensión que -a propósito de programas vinculados a redes de plantas medicinales-  bosquejar o,  más bien,  balbucear algunos comentarios y conceptos para abrir el debate. Presentamos una discusión que recoge elementos teóricos de las ciencias sociales, para -desde ahí- sugerir algún itinerario posible.

La historia de Latinoamérica es la historia de un proceso de destrucción, encubrimiento e invisibilización. Demasiados elementos de la cultura indígena desaparecen bajo el peso de la espada y la cruz. De igual modo, muchas manifestaciones culturales siguen un itinerario de auto exilio interior, de máscaras y dobles significados. Desde el siglo XVI se diseña lo que ahora llamamos América Latina bajo categoría europeas, en un complejo proceso de instalación epidérmica, en un juego de máscaras en que lo indígena usa caretas occidentales para sobrevivir. Las religiones indígenas se visten de catolicismo exótico para evitar la destrucción.  La situación del conocimiento no ha sido en modo alguno ajeno a estos procesos. América se nombra en lengua extraña y los saberes que se asocian a este proceso de nombrar serán el elemento fundamental para la reproducción de lo “occidental”, de “lo americano”[ii], desde la ciencia. De esta forma, la política, la economía, lo social, etc., corresponden a la versión occidental de estas dimensiones o categorías.

Frente a lo anterior,  en un contexto que se define por algunos como una dicotomía entre lo imaginario y lo profundo[iii]  y, por otros, como híbrido[iv] nos planteamos el problema de la definición inclusiva o excluyente de los marcos conceptuales desde los cuales se produce el conocimiento.

Para nuestro caso,  los ejes que orientan esta reflexión son de carácter metodológico y epistemológico, pero también políticos y económicos para referirnos a la producción de conocimiento desde una mirada crítica  (fundamentalmente por la implicancia ideológica de la ciencia),  pero que valora sus aportes, en tanto,  posibilidades de abordar el conocimiento.

A continuación exponemos una serie de preguntas y respuestas tentativas, sobre las implicancias de la producción de conocimiento acerca de plantas medicinales[v]. Lo que ya nos produce dificultades,   pues se trata  de elementos que al enunciarlos nos remiten a marcos conceptuales distintos, incluso a cosmovisiones diferentes. 

Una de las hipótesis  que nos orienta es el  posible “formateo” que ha producido la   modernidad sobre nuestro proceso cognitivo, es decir,  que no sólo determina el contenido (¿qué conocemos?), sino que básicamente nuestras miradas (¿cómo conocemos?). Desde ahí se produce un sesgo, pues nos permite producir un conocimiento que es funcional a la manera moderna de habitar y vivir en el mundo. Las plantas medicinales constituyen aquí una excusa -una buena excusa- pues de las discusiones acerca de sus usos, pertinencias y contextos se vislumbran no sólo los elementos botánicos y médicos, sino que permiten establecer un debate acerca de nuestras maneras de pensar, ser, estar y actuar.



Artículo publicado en:

Pérez, Isolde (Compiladora) (2004). ¿Desde dónde hablan los saberes locales? Sustentabilidad, conservación y conocimiento de la flora medicinal del Cono Sur.

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[i] En términos muy generales lo asociaremos con el ámbito de acción de las organizaciones  de la sociedad civil, en particular con el trabajo de las ONGs.
[ii] En una evaluación compartida, cuando se habla de las falencias de las ciencias en América Latina, es  que  las teorías y/o categoría de análisis propuestas para las diferentes disciplinas, por su origen europeo o norteamericano, resultan forzadas en su aplicación en contextos latinoamericanos. Para el caso de las Ciencias Sociales latinoamericanas, se advierte por una parte la falta de constancia en la producción propia y,  por otra, - al menos en Chile - la falta de espacios institucionales para la reflexión y producción de conocimientos. También se argumenta, para justificar estas limitaciones, las particularidades de los fenómenos Latinoamericanos. Incluso dentro de los propios espacios de América Latina, por lo que, por ejemplo,  fenómenos argentinos no serían explicables con categorías que si explican fenómenos sociales venezolanos.
[iii] Bonfil, Guillermo. México Profundo. Una Civilización Negada. Secretaría de Educación Pública y Centro de Estudios Superiores. México. 1987.
[iv] Sobre el concepto hibridez o hibridación señala “... abarca diversas mezclas interculturales -no sólo raciales, a las que suele limitarse ‘mestizaje’- y porque permite incluir las formas modernas de ‘hibridación’... mejor que ‘sincretismo’, fórmula referida  casi siempre a fusiones religiosas o de movimientos simbólicos tradicionales...” En: García Canclini, Néstor. Cultura Híbridas. Estrategias para Entrar y Salir de la Modernidad. Editorial Sudamericana. Buenos Aires.1995.  Pág. 15.
[v] La reflexión surge a partir de lo discutido en el seminario organizado por CET-SUR  “Concepciones de Salud y Plantas Medicinales en Latinoamérica”, desarrollado en Temuco los días 23 y 24 de mayo del 2002.