viernes, 2 de diciembre de 2011

Fragmentos de Historia Regional. La Araucanía en el siglo XX


Desde fines del siglo XIX, lo que tenemos en La Araucanía es la configuración de un nuevo espacio, distinto al Espacio Fronterizo que se construyó entre los siglos XVII y XIX instalado sobre la base de relaciones sociales primero entre españoles y mapuches y, después de la independencia, entre chilenos y mapuches. Un lugar de complejas mezclas culturales entre los elementos materiales y simbólicos del “imaginario indígena”, el “imaginario hispánico” y, tardíamente, el “imaginario republicano”. Este nuevo espacio se configura, por una parte, a partir de la instalación del Estado chileno y de las nuevas dinámicas, relacionadas con la presencia de los aparatos represivos y persuasivos propios de éste. Y por otra, con las nuevas conexiones que se establecen entre el territorio y el capitalismo en expansión. Caminos, puentes y nuevas ciudades; explotaciones agrícolas y forestales irán transformando el paisaje. Instituciones y leyes, iglesias y escuelas, irán cambiando lentamente las prácticas culturales.

Consideramos que nuestro siglo XX está poco estudiado desde la Historia. Creemos que, por ejemplo, las explicaciones sobre los distintos tipos de migración, asentamientos y movimientos de la población criollo-mestiza aún son muy preliminares. O las relaciones entre ellos, el pueblo mapuche y los descendientes de inmigrantes. Así mismo, aún son temas poco trabajados, el efecto de la influencia protestante sobre las comunidades mapuches, los movimientos de mujeres o la relación entre la población y sus recursos naturales.

“Fragmentos de Historia regional. El siglo XX en La Araucanía”, recoge distintas miradas sobre lógicas, estructuras y asentamientos humanos en La Araucanía. Son miradas fragmentadas, que a modo de un collage permiten ir construyendo explicaciones sobre la historicidad de este territorio. Miradas de pronto dispersas, pero igualmente complementarias que exploran sobre elementos teóricos de la ocupación, cultura, mujeres, economía, conectividad y migración.

Estéticamente este libro reúne varias influencias, por una parte recogemos influjos más propios de los libros de lectura de “Preparatoria” (la Educación Básica de mediados del siglo XX) y los viejos silabarios como el “silabario Matte”, el famoso “ojo” en el que aprendieron a leer los chilenos de la primera mitad del siglo XX; o el “Silabario Hispanoamericano”. Por otra parte, reconocemos, ciertos guiños del comic clásico chileno como “El Peneca” que con las ilustraciones de Luis Fernando Rojas, Rául Manteola y Mario Silva Ossa (Coré), entre muchos otros, llenó los ojos y la imaginación de los niños chilenos entre 1908 y 1960. Además de ciertas influencias del comic europeo, como la exquisita composición de Moebius, lo simple y cautivador de los mundos de Hugo Pratt ("El Corto Maltés" y "El Gaucho" de Milo Manara y Hugo Pratt). Reconocemos también influencias de Alex Ross en la composición gráfica (en la saga de "The Kingdom Come").

Probablemente el juego entre palabra escrita y dibujos sea más habitual en otro tipo de libros y por lo tanto, nuestra suma de textos e ilustraciones resulte algo curiosa. Las ilustraciones significan dentro de cada artículo y en modo alguno son meros devaneos estéticos. Constituyen otro “texto” complementario que debe ser leído al igual como se leen las notas de final de página.

Tal como argumentan los distintos articulistas, el siglo XX en La Araucanía es un siglo complejo en donde se entrecruzan los afanes modernizadores del Estado chileno con las lógicas tradicionales de los distintos grupos humanos distribuidos a lo largo y ancho de la vieja Frontera. Lógicas y articulaciones estrictamente capitalistas se mezclan y se alimentan con lógicas económicas precapitalistas. Por una parte tenemos, tal como lo indica en su artículo Jorge Pinto, un exitoso ingreso de este territorio al siglo XX, en términos de crecimiento poblacional y económico. Y por otra, tenemos comunidades campesinas que hacia 1930 ó 1970 desarrollan prácticas socioculturales más propias del siglo XIX que del siglo XX. Convive la prosperidad de unos pocos -construida sobre la base de la explotación de los recursos naturales y el comercio-, con la pobreza de la mayoría. 

Tenemos la impresión de un sesgo cultural decimonónico que se extiende, al menos hasta la década del 70’, y que se diluye lentamente (aunque no del todo) en la medida que avanzamos hacia fines del siglo XX. Los cambios de modelo económico y las nuevas articulaciones que el capitalismo le impone al territorio, para bien y para mal, atenúan ese “sesgo decimonónico”, imponiendo lentos cambios al “sur profundo”. Podríamos imaginar que Enrique Santos Discépolo escribió su “Cambalache” recorriendo esa Araucanía. Ese escaparate irreverente en donde se entrecruzaban distintos linajes y etnias; distintos tiempos, distintas nociones valóricas, diferentes racionalidades, dispares sentidos políticos y económicos. Un espacio donde convivieron (y conviven) bandidos, curas, putas y monjas. Asesinos y santos. Ladrones de poca monta, salteadores de caminos con estafadores de cuello y corbata. Y por lo tanto, un lugar donde coexistieron diferentes sueños y aspiraciones. 

Esta diversidad se manifiesta en los distintos grupos humanos que conviven en esta Frontera en transformación. Viejos y nuevos habitantes. Tenemos la migración europea del siglo XX, con los canarios que llegaron a las orillas del Budi en 1903 y 1904, los italianos que se instalaron en “Capitán Pastene” entre 1904 y 1905; o los boers llegados en 1903 huyendo del expansionismo inglés. Estos europeos (forzando bastante sus particularidades culturales) podrían haber tenido sueños y esperanzas similares que motivaron su desplazamiento a La Araucanía. Por otra parte, tenemos los campesinos criollo-mestizos que se instalan a lo largo y ancho de la Frontera huyendo del latifundio de la zona central (probablemente ya desde el siglo XVIII). O los mapuches, los habitantes más antiguos, confinados a “reducciones” por el sable y la ley. A lo anterior deberíamos agregar los inmigrantes árabes que se desparraman por las ciudades y pueblos de La Araucanía desde las primeras décadas del siglo XX; y las pequeñas migraciones coreanas y chinas de las últimas décadas.

Todos estos conglomerados humanos con distintas definiciones sobre la política y la economía, con distintas nociones sobre la vida y la muerte. Con ritos, fiestas y religiones diversas. A pesar de tener razones demasiado distintas para vivir o morir en este territorio han cimentado los espacios socioculturales, que no sin dificultades, se han ido construyendo en nuestro siglo XX.

En esta compilación “Fragmentos de Historia regional. El siglo XX en La Araucanía” recogemos siete miradas distintas sobre la región: “Tipología de la religiosidad mapuche a fines del siglo XX. Una mirada preliminar desde la perspectiva cristiana evangélica” de Andrés Casanueva N.; “Capitalismo, Imperialismo Chileno, Estado y Ocupación de La Araucanía” de Eduardo Escalona S. M.; “Economía y vías de transportes. La construcción del espacio regional, La Araucanía 1880-1940” de Jaime Flores Ch.; “Mujeres en La Araucanía: Experiencias de participación sociopolítica en espacios locales” de Lucy Ketterer R.; “Empresarios y comerciantes de la Frontera, 1900-1930” de Jorge Pinto R.; “El conflicto político y social en La Araucanía a principios del siglo XX, en el proceso de colonización extranjera con españoles canarios en la zona del Budi” de Álvaro Villalba M. y “La explotación del bosque nativo en la zona de Villarrica. Una aproximación desde la historia oral” de Carlos Zúñiga J. 

En el artículo “Tipología de la religiosidad mapuche a fines del siglo XX. Una mirada preliminar desde la perspectiva cristiana evangélica”, su autor nos plantea una breve revisión sobre las distintas influencias cristianas en La Araucanía y la forma en que esas influencias definen nuevas religiosidades. A partir de una experiencia de trabajo de más de 15 años con comunidades mapuches en la VIII, IX y X Regiones en Chile y en las Provincias de Neuquén y Río Negro en Argentina, Andrés Casanueva propone una nueva tipología, identificando seis tipos de religiosidad mapuche presentes desde fines del siglo XX.

“Capitalismo, Imperialismo Chileno, Estado y Ocupación de La Araucanía”, Eduardo Escalona expone sus hipótesis sobre la ideología de la ocupación de la vieja Frontera por parte del Estado chileno. Revisa las condiciones del capitalismo mundial desde la segunda mitad del siglo XIX y su relación con la economía y la política de la naciente República de Chile. Postula que las incorporaciones de tierras y de poblaciones culturalmente distintas, se realizaron sobre la base de una política imperialista del Estado chileno, construida sobre un discurso nacional creado por la oligarquía terrateniente. En la argumentación de Escalona San Martín, la incorporación de La Araucanía en las últimas décadas del siglo XIX, sería parte de una política imperialista del Estado chileno.

Jaime Flores en “Economía y vías de transportes. La construcción del espacio regional, La Araucanía 1880-1940” explica el desarrollo de las vías de comunicación y su relación con el crecimiento económico del territorio. Revisa algunas dinámicas fluviales, la importancia del ferrocarril y la construcción de caminos. Así, Flores Chávez explica que “el mejoramiento de las vías de transportes en la Araucanía, particularmente la navegabilidad a vapor y el ferrocarril, fue parte de la construcción de un territorio nacional… Se buscaba articular los espacios y economía locales a los regionales y nacionales y con ello, posibilitar el despliegue y diversificación de oportunidades y capacidades empresariales de un dinamismo nuevo en La Frontera”.

Por otra parte “Mujeres en La Araucanía: Experiencias de participación sociopolítica en espacios locales”, de Lucy Ketterer R. expone la participación de un grupo de mujeres en la creación de la comuna de Chol-Chol. Recoge un conjunto de relatos donde las mujeres cuentan sus experiencias de participación y los analiza desde un enfoque feminista. Su argumentación apunta a entender, para este caso, la relación entre Sociedad Civil, Estado y Mercado. Tal como lo indica Ketterer Romero, en este texto “se busca visibilizar la participación política de las mujeres en los procesos de conformación comunal y, por su intermedio, evidenciar algunas características comunes que la experiencia cholcholina pudiera tener con similares eventos a nivel latinoamericano”.

En el trabajo de Jorge Pinto R. “Empresarios y comerciantes de la Frontera, 1900-1930” explica la conformación del empresariado regional en medio de una economía en formación. La “vieja economía fronteriza” da paso una nueva economía marcada por las relaciones de convivencia que impuso la presencia del Estado y de un emergente mercado. Pinto explora en algunos de estos personajes, aquellos que “manejaron correctamente las claves para no sucumbir en medio de la incertidumbre de una economía en formación que reemplazaba a la que hasta entonces había existido en la región”.

“El conflicto político y social en La Araucanía a principios del siglo XX, en el proceso de colonización extranjera con españoles canarios en la zona del Budi”, Álvaro Villalba M. revisa, desde la prensa de la época, la relación entre los colonos canarios y la “Empresa Colonizadora de Eleuterio Domínguez y Cía.”. La instalación de la “Colonia del Budi” en La Araucanía se enmarcó dentro de un proceso global que tenía por objeto ocupar tierras agrícolas disponibles para integrarlas a la economía nacional. Villalba afirma que este proceso generó conflictos que, además de la Empresa y los colonos, afectaron a la población criollo-mestiza y a los mapuches.

Y finalmente, Carlos Zúñiga J. en “La explotación del bosque nativo en la zona de Villarrica. Una aproximación desde la historia oral”, discute la relación entre espacio, economía y vida cotidiana, intentando explicar los efectos de la explotación del bosque nativo sobre la cultura y el paisaje en un territorio integrado por las localidades de Curarrehue, Pucón, Villarrica, Licán Ray, Coñaripe y Liquiñe entre 1920 y 1980. A partir de una recopilación y análisis de relatos de vida, identifica modalidades de explotación, estrategias de comercialización, transporte y tipos humanos.


Carlos Zúñiga J.


Ciudad Primavera (cerca de Vilcún) Verano, 2011

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